Eso es karma...

"¡Me vas a sacar canas verdes!", le solía gritar la señora Banner a su hijo Bruce. Es que la señora Banner, Rebeca de ahora en más, no solo hacía gala de un evidente sentido de la oportunidad, sino que además parecía estar en guerra constante con su propio karma. Bueno, la condición de su hijo, después de repetir a los gritos en incotables ocasiones que la decoloración de su cabello resultaría verde debido a la conducta de mierda del pendejo es muestra más que suficiente de ello.
Pero aquí la parte interesante, sobre como Rebeca aprendió a sacar provecho de los chistes de mal gusto que el destino se encargó de hacerle. Luego de que el pediatra le comunicara que por culpa de la mala costumbre de secarse el pelo en el microondas y calentar el té con zoom, su hijo resultaría en un monstruo verde, deforme y portador de una fuerza extraordinaria, Rebeca no perdió el tiempo en irritar a su vástago con el solo fin de mover ese sillón que su marido, con tan mal gusto, había colocado en el peor lugar de la sala. Y la cosa no terminó allí. No contenta con la heladera maltrecha que zumbaba sin parar en su cocina, mandó a su hijo, previa puteada, a buscar una hasta el Geant. De última, el guacho llegaba en dos saltos y no le costaba nada ponerla en el bolsillo del pantalón de licra que ella misma le había confeccionado, podrida de tener que comprarle ropa nueva cada vez que tenía una pataleta o hacía un berrinche. Abuso tras abuso, el pobre Bruce se calentana, como su madre le ordenaba, y obedecía como un gil. Hasta que un día no aguantó mas.
Fué al psiquiatra y pidió una receta de prozac.