lunes, 17 de noviembre de 2008

Me corrijo...

Eso. No votaba un presidente, en realidad votaba un grupo de legisladores que creía capaces de ser un poquito menos mamadera y menos preocupados solo por ganar la próxima elección que por representar efectivamente a los giles que los votamos. Esto que pasó con la ley de salud reproductiva no es exclusivamente una muestra de la sordera autoritaria y megalomaníaca de un policía de la salud, sino que es, además, una clara demostración de lo propensos a la chupada de verga político-piramidal que son los legisladores del partido que YO voté como un iluso, pensando que podían ser un poco más librepensantes/libreactuantes y un poco menos genuflexos. Me equivoqué. En general me tiene bastante irritado todo este período de gobierno del FA, pero hasta ahora no habían logrado que me decidiera a no votarlos de nuevo. Hasta que el líder partidario se cagó olímpicamente en las convicciones de todos sus compañeros y de la gran mayoría de aquiellos que lo votaron, mientras los objetos de su sorete de autoridad no atinaron más que a mover la cola como perritos falderos.
Por eso, y porque gracias a este chupavelas nos perdimos la chance de parecernos, aunque sea por una vez, a aquel Uruguay que era un laboratorio cívico-legislativo ejemplar.

viernes, 14 de noviembre de 2008

No solo pasa en la Florida...

Esto de los fraudes electorales y de votar al presidente que no es el que uno quiere votar, se suponía estaba reservado para países bananeros que necesitaban ser vigilados por las Naciones Unidas en su jornada cívica más importante como se presume de antemano que son Bolivia, Uganda o EEUU. ¡Pero no nosotros! ¿Cuando pasamos por alto esto? Yo pensé que había votado un presidente, no un Papa. Se ve que le erré cual viejo gagá poniendo Bush en la maquinita hace 8 años pensando que votaba por Kerry.