lunes, 17 de noviembre de 2008

Me corrijo...

Eso. No votaba un presidente, en realidad votaba un grupo de legisladores que creía capaces de ser un poquito menos mamadera y menos preocupados solo por ganar la próxima elección que por representar efectivamente a los giles que los votamos. Esto que pasó con la ley de salud reproductiva no es exclusivamente una muestra de la sordera autoritaria y megalomaníaca de un policía de la salud, sino que es, además, una clara demostración de lo propensos a la chupada de verga político-piramidal que son los legisladores del partido que YO voté como un iluso, pensando que podían ser un poco más librepensantes/libreactuantes y un poco menos genuflexos. Me equivoqué. En general me tiene bastante irritado todo este período de gobierno del FA, pero hasta ahora no habían logrado que me decidiera a no votarlos de nuevo. Hasta que el líder partidario se cagó olímpicamente en las convicciones de todos sus compañeros y de la gran mayoría de aquiellos que lo votaron, mientras los objetos de su sorete de autoridad no atinaron más que a mover la cola como perritos falderos.
Por eso, y porque gracias a este chupavelas nos perdimos la chance de parecernos, aunque sea por una vez, a aquel Uruguay que era un laboratorio cívico-legislativo ejemplar.

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